En el trayecto a cualquiera que sea el destino, me encuentro rodeado de gente zombie, mirando sus teléfonos, otros leyendo libros, otros escuchando música. Cada uno con su propio manto de serenidad, como un campo de fuerza aislante de rostros desconocidos y ajenos. Escucho un beep, se acaba de descargar el celular, no tengo libros, no tengo música. Y estoy sumergido en un mar de gente, no se a donde mirar, si hacerme el dormido, si arrancar. Deslizando mis ojos como un scanner a través del tren me encuentro contigo...
No sé si mirarte, pero siento la temperatura de tu mirada, entonces te veo, y se escapa, es como una especie de persecución visual.
Podría detenerme pero ¿Quien soltara los ojos del otro primero?. Temo que contemples mis demonios y heridas.
Llega su estación, se baja.
Luego sube algún músico no muy afinado a presentar canciones cliché,
y yo desprotegido.
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